Rogad a Dios en caridad por el alma del diario 'Valéncia Hui', que ayer murió perpetrando su última edición en papel y enviando al paro a casi todos sus trabajadores. Tras 573 días "de trabajo, de esfuerzo, de periodismo comprometido" (Subdirector dixit), VH se queda únicamente en su versión electrónica, donde siempre tuvo muchísimos más lectores que en los kioscos. Como primer Coordinador de su web e impulsor de la misma en 99 de esos 573 días, me congratula que -al menos- ésta siga viva tras la muerte del papel; sin embargo, lo lamento por mis ex-compañeros que el lunes deberán acudir al INEM. En breve hablaré de los porqués de la anunciadísima muerte del diario de los Lladró/Gimeno, pero el año y medio que llevaban sin vender un clavel ni rascar publicidad tiene bastante que ver.AMPLIACION: La noticia del cierre de 'Valéncia Hui' fue dada a conocer a los trabajadores el pasado sábado a las 21'15 horas a través de uno de los dueños, Héctor Gimeno, quien se presentó en la Redacción para decirles que había sido la última edición en papel del mismo. Lamentable. Hoy, lunes, ya se están firmando los finiquitos y hojas de despido.
AMPLIACION (2): Hoy, martes, la web de VH está muerta también a excepción de parte de su home; las páginas con noticias de Castellón y Alicante no se actualizaron desde las 00:48 del domingo pasado hasta las 17:02 de hoy.
Muchos fuera de los USA -de hecho la mayoría- no confiaban en el banquillo de los verdes por su elevada edad (Cassell, House, Brown, Posey) como perfecto acompañamiento al 'Big Three' formado por Garnett, Pierce y Allen. Sin embargo, la experiencia ha funcionado, demostrándose una vez más que un grupo de abueletes bien dirigidos pueden con lo que se les ponga por delante. Eran veteranos, agentes libres, ex-cracks y descartes con calidad. Y la fórmula de Danny Ainge funcionó. Y puede que se repita, además, la próxima temporada, pues ya suenan nombres como Jason Williams, Alonzo Mourning, Tyronne Lue o Dikembe Mutombo. La fórmula implica trincar jugadores con más de una década de experiencia, en sus últimos años y con ganas de dar guerra... y ofrecerles la posibilidad de ganar un anillo. No vienen a ser los 'cracks', ni a anotar 20 cada noche, no tienen presión y la recompensa puede ser muy grande. Cada año hay decenas de estos tipos en las listas de Free Agents o como descartes o piezas de traspaso... eso sí, la fórmula de Ainge se revela como peligrosa pues sólo implica presente, no futuro. Ahora, evidente es que funciona. A la reconstrucción por la deconstrucción. Me recuerda a cuando los Lakers juntaron al 'Fantastic Four' con Karl Malone y Gary Payton en el rol de secundarios de O'Neal y Bryant... solo que entonces no funcionó. El trébol vuelve a resurgir con fuerza.
Desgraciadamente, hoy no ha sido una de esas veces. De entrada, poco espacio para una mesa de ocho comensales debido al lógico abarrotamiento veraniego (si metes a 150 donde sólo caben 100...). Sigo: Servicio triste y lento (15 minutos de reloj para las bebidas, 30 más para los entrantes...). Habíamos llegado a las 14'30 y a las 15'30, por fin, llegó el deseado 'arròs a banda'. Nos lo enseñan, nos lo emplatan y... llega la sorpresa: el arroz está crudo por dentro y ligeramente empastrado por fuera, producto de una cocción demasiado rápida o del poco caldo de pescado empleado a tal efecto. Protestamos. Lo retiran. Nos hacen otro y, mientras (otros 35 minutos), ningún camarero ni responsable del restaurante nos pide disculpas -eso lo primero- ni nos ofrece nada para pasar el tránsito -y el hambre- hasta el segundo 'arròs a banda'. Llega el invento y más de lo mismo: crudo por dentro (se veía blanca hasta la raíz del cereal) y -esta vez- suelto por fuera. Volvemos a protestar. Vuelven a retirarlo. Intuyo que añadirían más caldo -o agua- y volverían a ponerlo al fuego porque en apenas 10 minutos llega un tercer arroz que sigue estando incomible. En medio, un responsable del local se acerca para decirnos con un tonito desagradable "será la primera mala que ha salido hoy, porque nadie ha protestado"; perdone, mi buen señor, que nadie proteste no quiere decir nada, e igual es la primera de la que se le han quejado a la cara, pero no sería la única "mala" cuando a apenas dos mesas de la nuestra también se quejaban de su paella de marisco. Para finalizar, a las 16'30, desistimos del arroz y -como diría mi suegro- con más hambre que Cascorro pedimos unos rápidos lenguados a la plancha que llegan demasiado hechos y completamente secos. Yo, que a medida que avanzaba la tarde me iba calentando (like Human Torch), opto por engullir la mitad del lenguado a golpe de Blanc Pescador, pedir los cafés y que saquen la tarta que habíamos encargado, la cual sueltan en medio de la mesa junto a un cuchillo de generosísimas dimensiones... para que nos la cortemos (la tarta) nosotros mismos. Con los cafés, el camarero le recuerda a mi señora que está prohibido fumar en el local, mientras un camarero se arrea un Marlboro tras la barra y junto a las tapas (además de no estar visible la prohibición por ninguna parte y haber máquina de tabaco y ceniceros).
El sexto partido (




