A golpe de triple y con hasta cuatro jugadores europeos en sus filas, los Toronto Raptors han comenzado la temporada NBA 2006-07 con un equipo totalmente renovado y un estilo de juego diferente al del frío -y perdedor- conjunto de los últimos años.
La franquicia canadiense se quitó de encima durante el pasado verano al jugón (más bien chupón) Mike James y a ese excelente proyecto de ala-pívot llamado Charlie Villanueva para traerse a otro jugón aunque con más conciencia de equipo, T. J. Ford, y un Rasho Nesterovic venido a menos en los San Antonio Spurs. Con su flamante número 1 del draft pescaron a la perla/incógnita italiana Andrea Bargnani, ficharon al campeón español Jorge Garbajosa, al campeón europeo Anthony Parker y añadieron al pastel un interesante Fred Jones desechado por los Indiana Pacers.
Con la consolidación del pívot Crish Bosh como auténtico hombre-franquicia (22 puntos y 13 rebotes por partido a la hora de escribir estas líneas), la regularidad de Morris Peterson desde el exterior y el asentamiento en el juego -y en la liga- de José Manuel Calderón, los Toronto Raptors se han convertido en una plantilla con posibilidades en la devaluada Conferencia Este; al menos, para entrar en los play-off y plantarle cara a cualquiera en la primera ronda.
Sobre todo por el mejorado estilo de juego que ha impuesto el entrenador, Sam Mitchell, que apuesta por el baloncesto ofensivo que practican los Phoenix Suns y exige a sus jugadores una media de cien (sí, 100) tiros en cada partido. Los euro-Raptors, como algunos aficionados canadienses han comenzado a llamarlos, se benefician de una combinación de versatilidad y rapidez nada común en la NBA, y a poco que sumen experiencia y partidos (un par de años) se convertirán en una alternativa al poder establecido ahora en Miami y Detroit. Y con dos españoles en sus filas.
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