Tras más de 24 horas leyendo y escuchando topicazos en los medios de comunicación valencianos al respecto de la final de la Euroliga femenina entre el Ros Casares y el Spartak ("no pudo ser", "jugaban ante el anfitrión", "era su primera final", etcétera) me decido a escribir sobre ello, superado el dolor de la derrota.
En primer lugar, afirmar rotundamente que SÍ PUDO SER. Preguntémonos cómo ha llegado el Ros Casares hasta la Final Four, y veremos que ha sido gracias a la defensa exterior y, sobre todo, el rebote y la anotación interior. Una vez en Moscú, ¿cómo se deshicieron del Bourges? Fácil, con defensa exterior, rebote y anotación interior. Entonces, ¿por qué desde que el Spartak, en la final, comienza a tomar ventaja -6/8 puntos, no más- a las jugadoras de Manolo Real les entre la locura triplista -fallándolo casi todo-, cuando con canastas fáciles habrían mantenido el tipo?
En segundo lugar, desmentir las excusas de que se jugaba ante el anfitrión y tal y tal. No hubo excesiva presión ambiental en el Vidnoje y la actuación arbitral fue correcta excepto en tres o cuatro jugadas -no decisivas-, según mi humilde opinión.
En tercero, destacar que también el Spartak era primerizo en esto de las finales, con lo que uno de los dos equipos debía romper el estereotipo.
¿Seguimos con tópicos? El Ros Casares jamás había ganado a un equipo ruso en Rusia y, tras lo ocurrido ayer, la afirmación persistirá, al menos, hasta la próxima temporada.
¿Más? La maldición de la pívot polaca Margot Dydek alcanza ya dimensiones trágicas. Ha disputado seis Final Four con cuatro equipos distintos, ha estado presente en cuatro finales de Euroliga y no ha ganado ninguna. El empeño en contratarla como "la mejor pívot de Europa" (Francisco Juan Ros dixit) se ha demostrado como estéril en la práctica. Y disiento radicalmente: Dydek es la pívot más alta de Europa, lo que no la convierte en la mejor. Con todos los respetos, dista mucho de ser la Sabonis femenina, y cada año que pasa le tiene más tirria a la pintura en ataque (con 2'15 debe anclarse a dos metros del aro y pedir balones, pero se limita al bloqueíto fácil a seis metros del aro).
Lo siento, pero la oportunidad perdida ha sido enorme, y casi ningun medio ha sido capaz de decir la verdad: el Spartak fue mejor, tanto individualmente como equipo, controlando el ritmo de partido y cortando el juego del Ros a través de las faltas (¿por qué las valencianas no repartieron más estopa?) Aún así, la final no la ganó el Spartak; la perdió el Ros.
2 comentarios:
No estoy de acuerdo, el Spartak es un equipazo hecho a golpe de talonario, con media WNBA en plantilla (Taurasi, Thompson, Bird, Penicheiro) y algunas de las mejores europeas, jugaron ante su público y con apoyo arbitral.
El año que viene, la F4 en Valencia y ganándola el Ros.
Milton, Tornikidou, Dydek, Palau, Feaster, de Souza... No pierdas de vista la plantilla de Ros, que es mucho mejor que la del Spartak. Sapena, una vez más, tiene razón, pero seguro que coincide conmigo en que la FIBA no ayudó al local PORQUE NO HIZO FALTA.
Ojalá el año que viene sea en valencia, y la podamos ver todos.
Talonario? Mira los sueldos de las jugadoras que tiene ros y compara. Tener a Taurasi es más caro que tener a Milton. Y no por dinero, sino por rendimiento y vestuario. Y ojo, Milton cobra una pasta, y hasta el último céntimo lo merece.
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