HACE YA CINCUENTA AÑOS...

Parece mentira, pero ya han pasado cincuenta años del primer título conseguido por mis Boston Celtics. Contando con una excepcional plantilla en la que ya destacaba el mítico arquitecto (entrenador, director deportivo, general manager, vicepresidente ejecutivo, presidente honorario) Red Auerbach, su quinteto titular marcó toda una década con pequeños retoques -un Ramsey por aquí, un K.C. Jones por allá, luego Havlicek, Nelson...-. Los Cousy, Sharman, Loscutoff, Heinsohn y Russell fueron los que realmente inventaron el 'showtime', y recordemos que hablamos de los años 50 y 60, en los que no existían los físicos de gimnasio de los 80 -va por ti, Fran, y por tus mágicos Lakers-. La típica jugada con rebote/tapón del pívot con rápido pase al base por el carril central, carrera en contraataque para pase al alero en corte hacia canasta y bandeja ya la hacían los míos... sólo que veinte años antes.

Era otra época, desde luego. Ganaron el título que este año se conmemora y, además, los campeonatos del 1958-59 al 1968-69. Diez anillos consecutivos y sin casi rivalidad. Aquellos Celtics fueron un rodillo dominador y absolutista en una liga en la que casi no había jugadores negros (ver foto: el '6' es Russell, más de 20 rebotes por partido). Revolucionaron el baloncesto y le dieron trascendencia mediática, y marcaron a fuego una dinastía en el inconsciente colectivo de más de una generación.

Por eso uno siente el orgullo céltico en cada uno de sus átomos, y no sólo por los Bird, McHale, Ainge, Johnson, Parish, Walton, Archibald, Maxwell y Kite de los 80. Todo eso y mucho más es mi equipo, Boston Celtics.