Tras casi veinte años de profesión periodística, uno no se da cuenta de la cantidad de recuerdos que se pueden llegar a almacenar. Es lo que tiene la memoria selectiva -además de la edad-, que te ayuda a discriminar con qué te quieres quedar al cabo del tiempo; y, al igual que preferimos dejar al margen determinadas escenas, momentos o personas del pasado, existen otras estampas que permanecen inalterables, grabadas a fuego en la intrahistoria de cada uno. Es lo que ocurre al echar la vista atrás y descubrir que el próximo día 2 de febrero se cumple una década del primer título oficial del Pamesa Valencia, el conseguido al ganar en Valladolid la Copa del Rey ante el entonces Festina Joventut del agrio Alfred Julbe. Evoco la fecha y me asaltan recuerdos de todo tipo, como por ejemplo las siete horas y media que tardaba entonces el tren en plantarse desde la capital del Turia a la del Pisuerga; o lo grandes y pesados que eran los ordenadores portátiles de la época y las quejas de los afortunados que disponían de uno para enviar sus crónicas; o los múltiples problemas de cobertura que tenían los ‘ladrillos’ que se usaban como teléfonos móviles; o los encantos de la fría noche vallisoletana (bondades gastronómicas al margen). Pero, sobre todo, evoco sentimientos, los de la afición de un club debutante que se planta en una final contra pronóstico y la gana; los de un norteamericano, Aaron Swinson, implicado con su equipo a pesar de su eterna fascitis plantar; los de dos chavales valencianos, Nacho Rodilla y Víctor Luengo que, de repente, se lo creyeron y tiraron de coraje para ganar a pesar de la adversidad; los de Juan Roig, entonces vicepresidente del Pamesa, peluquín al viento en un vestuario mojado a partes iguales de cava, agua y lágrimas; los de Miki Vukovic, el entrenador extranjero más valenciano que conozco y que ya entonces había marcado una época en el Godella femenino; los de Martín Labarta, delegado y auténtica ‘alma mater’ del banquillo azulejero… y así hasta recorrer todas y cada una de las caras de los que nos dimos cita aquel 2 de febrero de 1998 en Valladolid. Como el tango, todo vuelve y todo gira, y ahora que las nieves del tiempo han comenzado a platear mi sien (y mi perilla), siento que es un soplo la vida, que diez años no es nada y que, aunque la mirada de los aficionados no sea tan febril como la que cantaba Gardel, lo cierto es que Pamesa ha vuelto a una filosofía que, indudablemente, le tiene que devolver a la senda del éxito. Ha pasado una década con sus más y sus menos, con sus alegrías en forma de resultados (ULEB Cup, semifinales ACB,…) y una -por momentos- desquiciante falta de criterio deportivo en los despachos en los últimos años. Pero hoy por hoy, el Pamesa del Siglo XXI se ha profesionalizado al límite, y parece ser una máquina engrasada en la que se empieza a saber de baloncesto tanto en su faceta deportiva como en la empresarial; y, aún mejor, parece comenzar a retomarse la sintonía con una grada esperanzada en un futuro (¿cercano?) título para volver a presumir de vitrinas, pues las últimas copas ya acumulan demasiado polvo. Quizá, mejor que ir pensando en un nuevo y más amplio pabellón, al club de 2008 le hace falta la devoción y abnegación de los sufridos aficionados de hace diez años, que hubieran disfrutado con el mismo fervor y hubieran seguido llenando la vieja ‘Fonteta’ aunque no se hubiera ganado aquella Copa. Desde 1998, todo aquello vivido -y más- es ya historia, recuerdos en color aparcados en un lugar del corazón (y la videoteca) dedicado al baloncesto… un lugar muy grande, desde luego, en mi caso. Por todo eso, esta semana, quiero dar gracias a los que lo hicieron posible (que no se me olviden César, Alfons, Berni, Iñaki, ‘Búho’, ‘Rulo’, ‘Malu’, Tim, Sasha y Reggie) y a mis castigadas neuronas por permitirme -aún- recordarlo con cierta frescura. Dicen que el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla; yo, aunque me niego a borrar todos esos recuerdos, sí estoy dispuesto a repetirlos… ¿y tú?
(Artículo publicado en Nostresport el 28/02/2008)
2 comentarios:
m buen artículo, tío. yo también estuve en valladolid en aquel mágico 1998... parece mentira cómo pasa el tiempo. me viene la imagen de la lesión de Reggie y aún me estremezco, y luego las lágrimas de todos saltando y emborrachándonos en pucela. ojalá vuelvan los buenos tiempos... pronto
un 10 para ti y amunt pamesa!
Tú también eres campeón, todos lo fuímos pero tú estuviste y lo contaste. Suerte de campeón.
Ben cordialment
PD: Pau a los Lakers, Pau contra tu Kevin. ¡Mola!
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