Gracias a la labor periodística de mi ex-compañero en Valéncia hui Ignacio Cabanes (lástima que el resto de medios de comunicación callen, y con ello otorguen), disponemos ya de otra entrega en versión papel e internet de las sempiternas aventuras del pseudoempresario Bernardo J. Moragues Argudo. Tras su paso por la Audiencia Provincial hace apenas unos días, el falso magnate de la comunicación y el artisteo ha sido condenado a un año y medio de prisión por un delito de estafa por valor de 45.000 euros cometido contra la persona de un coronel de la Guardia Civil, B. J. (te llamo el martes/miércoles y quedamos la semana que viene), ex-amigo del delincuente desde hacía dos décadas.
La sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia considera a Moragues "criminalmente responsable de un delito de estafa" y estima probado que se hizo pasar por "un gran empresario del mundo de la publicidad y del espectáculo" para obtener un beneficio ilícito de lo ajeno. En el caso de que el condenado no satisfaga la deuda más los intereses legales acumulados desde la fecha en que se cometió la estafa, unos 60.000 euros en total, podría acabar con sus huesos y sus grasas en la cárcel.
No quiero alegrarme antes de tiempo, porque ahora que puede terminar en una celda seguro que saca pasta de debajo de las piedras (para pagar todo lo que debe a proveedores, clientes y trabajadores, no), para evitar su ingreso en el trullo en breve plazo. Tranquilos, que hará que su mujer o algún amigo cercano venda alguna de sus múltiples posesiones a nombre de otros para pagar la fianza y evitar pasar por las duchas de Picassent, donde a buen seguro daría mucho más juego que como 'magnate de la comunicación'.
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