28 diciembre, 2009

BIRD vs. MAGIC: YA HACE 30 AÑOS...

Una noche como hoy del año 1979 se enfrentaron por vez primera en una cancha NBA los dos mayores mitos del baloncesto 'clásico' estadounidense, que es como yo defino a la época previa a los años 90. Luego vendría el baloncesto 'moderno', con saltarines como Michael Jordan que se beneficiaron enormemente -sobre todo a nivel financiero- de lo que Larry 'Legend' Bird y Earvin 'Magic' Johnson protagonizaron una década antes. Su aterrizaje en la mejor liga del mundo venía precedido de una final universitaria ya clásica en el inconsciente colectivo (Michigan State vs. Indiana State) y de un aroma a rivalidad de estrellas jóvenes que accedían al profesionalismo de la mejor de las maneras posibles: blanco vs. negro, celtic vs. laker, Este vs. Oeste... y aquí, en España, nadie tenía ni idea de lo que estaba pasando. Poco importan sus canastas en el último segundo, sus pases imposibles, sus robos de escándalo, sus carreras completas millones de veces narradas, reverenciadas y repetidas hasta la saciedad. El mayor legado de Bird y 'Magic', 30 años después de su estreno en la NBA, sigue siendo revalorizar una Liga hasta el extremo de convertirla en un atractivo producto televisivo reclamado por todo el planeta. La NBA les debe a estos dos mucho más de lo que los anillos o las estadísticas puedan mostrar. Les debe, entre otras cosas, el descubrimiento e implantación de la mercadotecnia (o marketing) deportiva a escala mundial; al igual que George Lucas inventó el 'merchandising' cinéfilo con 'Star Wars' -y se hizo multimillonario con ello, y no con la película-, David Stern y Converse -especialmente- supieron ver en Bird y Johnson el reclamo perfecto para que el planeta descubriera la NBA y comenzara a consumirla con ansia. Así conocimos en España la existencia de esa Liga. Por ellos. Y, como aquí, en el resto de Europa y prácticamente del mundo. Gracias a ellos, además, se comenzaron a pagar altas nóminas en la NBA, y aún así los jugadores empezaron a ganar más gracias a la publicidad que a su actividad sobre la cancha. Ellos cambiaron el baloncesto mucho más de lo que imaginamos en su momento, cuando aún podíamos verlos en acción, y es justo agradecérselo, pero no sólo nosotros, como analistas o aficionados, sino también todas las generaciones de jugadores que llegaron después a una Liga que, aunque devaluada, sigue siendo uno de los espectáculos deportivo/mediáticos más importantes de la Tierra.

02 diciembre, 2009

NUNCA PENSE QUE PUDIERA ODIAR ESTA PROFESION...

Hay momentos en la vida que quedan grabados a fuego y siempre se recuerdan de una manera vívida y emotiva; de hecho, mantengo que no sólo se recuerdan, sino que se reviven incluyendo matices, aromas y sensaciones que vuelven a tocarte la fibra y a romper algo ahí dentro. Uno de esos momentos, en mi caso, fue aquella fría tarde de diciembre de 1989 en el que nos enteramos de la muerte de Fernando Martín. El que os escribe contaba entonces 19 años, cursaba Segundo de Periodismo y andaba a casi todas partes con unos "microcascos" de tamaño descomunal bajo una poblada y rizada cabellera. ¿Habéis dejado de reíros? Vale, sigo pues. Aquel domingo de clásica resaca post-fiesta universitaria en Valencia hacía un frío que pelaba, por lo que me instalé en mi cuarto con radio y manta dispuesto a escuchar al mítico José María García en Antena 3 (curiosamente, luego trabajé allí y llegué a conocerle) con una intensa jornada deportiva por delante. Mediada la tarde, el locutor avanzó que le había llegado una noticia que, de confirmarse, supondría una grave tragedia para el deporte español. Esperó hasta poder certificar el rumor -no como ahora- y, finalmente, soltó el mazazo: el '10' del Real Madrid de baloncesto había fallecido en accidente de tráfico cuando se dirigía a recoger a Quique Villalobos para acudir al partido que les enfrentaba al CAI Zaragoza. El exceso de velocidad -se habló de 160 km/h- y una curva 'maldita' de la M-30 se lo llevaron por delante. Tras la noticia, la nada, el vacío y un frío inmenso. En una época sin móviles ni internet hubo de esperarse a la noche para tener las primeras imágenes de un tanatorio repleto de hombres muy altos y muy tristes. Al día siguiente me sobrecogió enormemente ver cómo su gran rival en la cancha, Audie Norris, se fundía en un abrazo lloroso con la madre de Fernando en pleno funeral. Pero fue dos días más tarde cuando el periodista Paco Torres -entonces firmaba como Francisco- daba con la clave en 'Gigantes del Basket'. "Nunca pensé que pudiera odiar esta profesión", comenzaba su artículo de pésame dedicado al ya entonces uno de los grandes mitos de la historia del baloncesto -y el deporte- español. No sé si aquello me hizo dudar o ratificó mis ganas de dedicarme profesionalmente al periodismo, pero lo cierto es que, luego, con el tiempo y trabajando, uno llega a descubrir que tras el mito deportivo había una persona excelente pero también excesiva, competitiva hasta lo enfermizo. Y más tarde te enteras que lo importante de la noticia del accidente no era hacia dónde se dirigía el Lancia Thema 8:32 by Ferrari de Martín (en la foto superior) aquella fría tarde de invierno, sino de dónde venía y por qué iba a esas velocidades. Pero da igual. Cuando se te muere un mito te quedas helado. Y hoy, veinte años después, vuelve ese escalofrío de recuerdos en forma de imágenes ochenteras que evocan su pérdida y rememoran sus éxitos. El tiempo se congela de nuevo para 'resucitar' al Fernando peleón que igual se partía el pecho con Norris en una final ante el Barça que contra Kevin Duckworth en un entrenamiento con Portland Trailblazers. El Martín de la NBA, el de la Selección, el '10' del Madrid, el tío que era capaz de empequeñecer a Romay de un grito en el vestuario, el que abrió la puerta del mercado USA y el que empezó a hacer grande -junto a Epi- el baloncesto en España. Ya hace dos décadas. Qué mayores nos hacemos (algunos)... Espero no llegar a sentir nunca odio hacia mi profesión, pero la edad es implacable y los excesos, también.