17 octubre, 2009

IN MEMORIAM: ANDRES MONTES

Incomprendido por la gran masa -como todos los genios-, Andrés Montes tuvo la virtud de no dejar nunca a nadie indiferente. Y eso, en el mundo del periodismo (y más el deportivo), es algo que muy pocos han conseguido en nuestro país. Reconozco que escribo estas líneas de sincero homenaje aún conmocionado por la noticia de su repentino fallecimiento en la jornada de ayer. Con apenas 53 años, nos deja el hombre que supo enamorar a más de una generación de aficionados al baloncesto NBA, y que en buena parte gracias a él se convirtió en legión de amantes de este deporte en España. Aunque por edad me criara con Trecet y Salaner, a Andrés Montes le debo haber constatado que sí, que la vida puede ser maravillosa, que todos los jugones sonríen igual y que cuando todo falla siempre se puede aplicar el Artículo 32. Se va, en mi opinión, el mejor locutor/showman periodístico/deportivo que ha parido este país, y el baloncesto patrio -aunque a los ortodoxos y advenedizos les moleste- le debe mucho a este señor. Don Andrés, descanse en paz. Y muchas gracias por todo.

07 octubre, 2009

HASTA EL INFINITI, O SEA, Y MAS ALLA!

Desde el descubrimiento del "yo estoy en política para forrarme" (Zaplana dicen que dixit y que quedó grabado aunque de modo ilegal en las cintas del 'caso Naseiro') no había estado tan movido y trémulo el seno del PP en la Comunidad Valenciana. El temprano advenimiento de la 'era Zaplana' gracias al 'marujazo' comenzó en el Ayuntamiento de Benidorm en 1991 y prosiguió -gracias a Rita Barberá- en la Generalitat Valenciana hasta que su partido le dio la patada hacia arriba y le colocó de ministro (¡de Trabajo!) en Madrid, donde concluyó su carrerón en 2004. Listo como pocos, intuyo que el murciano dejó el ejercicio activo de la política con su objetivo personal más que cumplido (si no, tranquilos, que Telefónica se está encargando ahora de ello a razón de millón de euros anual). Y, a nivel de imagen, ni él ni su partido se vieron afectados en esos años en las urnas por procesos judiciales como el 'caso Cartagena', o los desmanes de Terra Mítica gracias en buena parte a la compra sistemática de voluntades editoriales para 'maquillar' la realidad ante el electorado autonómico. Pero a Zaplana, al menos, se le veía venir, como a tantos otros en distintos sectores (p. ej.: Paco Roig).
La llegada de Francisco Camps -tras el breve e interino José Luis Olivas, desde entonces al frente de Bancaja y el Banco de Valencia- supuso una teórica bocanada de aire fresco en la política autonómica, y la incorporación de una nueva camada de cachorros en la Administración tras la auténtica caza de brujas a la que fueron sometidos los zaplanistas. Su gestión -ahora en entredicho- aparecía casi impecable y las urnas volvieron a darle la razón y el poder mayoritariamente en 2007 a pesar del 'caso Fabra', por citar alguno reseñable. Pero parecemos olvidar que esos cachorros que respaldaron entonces a Camps y apartaron a codazos a sus rivales de partido se criaron con Zaplana. Y uno de ellos es el hoy ampliamente discutido Ricardo Costa (el 'hermanísimo' de Juan, también ministro en su día).
Sí, el del Infiniti en la genial imagen de Manolo Molines. Y sí, el de la hostia con el Infiniti. Un pura raza del más rancio pijerío castellonense que además es inventor de palabras como, atención, "inveraz". Me pregunto -muy seriamente- hasta cuándo soportaremos los valencianos que nos representen públicamente personajes de semejante calado. Y, sobre todo, hasta cuándo soportará el PP mantener en nómina a representantes que degradan su imagen como partido a cada día que pasa. ¿Hasta cuándo señores? ¿Hasta el Infiniti de Ric, o más allá? ¿Qué ha de ponerse en tela de juicio para que el PP reaccione y depure responsabilidades? El 'caso Gürtel' amenaza de modo real la integridad -o la percepción pública de la misma- del Partido Popular. A medida que los tentáculos de la investigación se expanden por diferentes comunidades autónomas aunque manteniendo un cuerpo común (Correa, el 'Bigotes', Bárcenas, Crespo...), el teórico líder nacional se ve más acorralado en la defensa de los compañeros que le aportan los votos para ser quien es y estar donde está. Porque Rajoy no puede dar el golpe de mano necesario para que el PP vuelva a parecer el partido que era hace 15 años y, con ello, revela que ni es líder ni es nada más que un cabeza de cartel electoral... que ya se ha quemado en las urnas un par de veces.
Aún jodido por todo lo que está pasando, y especialmente por la imagen que se está dando de la Comunidad Valenciana en todos los informativos y programas de humor españoles, me inquieta saber qué será lo siguiente, porque recuerdo que el 'caso Filesa' comenzó con una simple acusación de falsedad en un documento mercantil, y acabó con el PSOE fuera del Gobierno y hecho unos zorros a nivel nacional. Y ahora hablamos de acusaciones muy graves que empezaron con unos cohechos no probados por unos trajes y ya van por la presunta financiación ilegal del PP. Definitivamente, parece que ya hemos sobrepasado el nivel del Infiniti... y nos encaminamos al más allá. Lo que nos depare es ya sólo una cuestión de tiempo.